domingo, 1 de enero de 2012

Cosas que no recuerdo que quiero olvidar.

Un acto de rebeldía sin fe, o una protesta sin razón.
Un corazón aerodinámico con el remedio contra el dolor.
Una mente perpleja ante tanto conocimiento,
y una cabeza que no da vueltas, que no piensa, que no se pierde.

Un perdón que no se dice con palabras,
un te echo de menos, que nadie puede comprender, pero...
que ahí está, como un espíritu que nos protege y nos tortura a la vez,
soy ese síndrome de Estocolmo que me hace volverte a querer.

Un silencio que me arropa con palabras sinceras,
una palabra sincera que me miente,
una mentira indiscreta que me alumbra,
y una luz que crea meras sombras entre mi oscuridad.

Mil porqués sin un sentido único, un hasta luego que se eternizó.
Una sola dirección que recorrer y mil caminos por hallar.
Una pena que me hace sonreir, un pensamiento famélico que muere de sed.
Un solo beso que me salve, un solo verso de verdad.

Una tempestad en calma, un mar que me pide hablar.
Un temor sin miedo, una extraña voluntad;
a volverte a sentir, a volverte a llamar,
a volver a formar parte de aquella hermandad que fuimos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario